preguntó Heidi—. ¿Son nuestras de verdad? ¿Cómo se llaman’ ¿Vivirán siempre con nosotros?
—No tantas preguntas a la vez, Heidi —dijo el anciano—. La blanca se llama
Flor, y la marrón,
Mariposa. Ahora ve a buscar tu cuenco mientras Pedro ordeña la
cabra.