Le indicó dónde crecían las hierbas silvestres de fragante aroma. Le enseñó a pronunciar los nombres de las cabras y cómo silbar para llamarlas. Heidi no paraba de correr entre los animales, charlando con cada uno de ellos.
De pronto, Copito de Nieve, la más pequeña de las cabras, se puso a balar.
— ¿Por qué gime? —preguntó Heidi.
De pronto, Copito de Nieve, la más pequeña de las cabras, se puso a balar.
— ¿Por qué gime? —preguntó Heidi.