Heidi debía ya marcharse.
— ¡Vuelve pronto! —dijo la abuela, mientras Heidi salía corriendo para encontrarse con abuelo Anselmo, quien la estaba esperando en lo alto del camino.
El anciano guardó silencio mientras Heidi le contaba lo humilde que era la familia de Pedro. Cuando volvieron a visitarlos, el abuelo llevó sus herramientas para realizar las reparaciones que fueran necesarias en casa de Pedro. Todos los habitantes de Dorfli se enteraron de la buena obra de abuelo Anselmo y estaban asombrados del cambio que se había operado en el anciano.
— ¡Vuelve pronto! —dijo la abuela, mientras Heidi salía corriendo para encontrarse con abuelo Anselmo, quien la estaba esperando en lo alto del camino.
El anciano guardó silencio mientras Heidi le contaba lo humilde que era la familia de Pedro. Cuando volvieron a visitarlos, el abuelo llevó sus herramientas para realizar las reparaciones que fueran necesarias en casa de Pedro. Todos los habitantes de Dorfli se enteraron de la buena obra de abuelo Anselmo y estaban asombrados del cambio que se había operado en el anciano.