![El merendero](/fotos_reducidas/2/1/4/00989214.jpg)
– ¡Uhhhhhhhhh! Un espectro tenebroso se deslizaba sobre el suelo sin tocarlo.
– ¿Quién eres tú, que te atreves a despertarme? Preguntó Juan.
Un nuevo alarido por respuesta, y Juan Sin Miedo le tapó la boca con una bandeja que adornaba la mesa. El espectro quedó mudo y se deshizo en el aire.
A la mañana siguiente el soberano visitó a Juan Sin Miedo y pensó: “Es sólo una pequeña batalla. Aún quedan dos noches”. Pasó el día y se fue el sol. Como la noche anterior, Juan Sin Miedo se disponía a dormir, pero esta vez apareció un fantasma espantoso que lanzó un bramido: ¡Uhhhhhhhhhh! Juan Sin Miedo cogió un hacha que colgaba de la pared, y cortó la cadena que el fantasma arrastraba la bola. Al no estar sujeto, el fantasma se elevó y desapareció.
El rey le visitó al amanecer y pensó: “Nada de esto habrá servido si no repite la hazaña una vez más”. Llegó el tercer atardecer, y después, la noche. Juan Sin Miedo ya dormía cuando escuchó acercarse a una momia espeluznante. Y preguntó:
– ¿Quién eres tú, que te atreves a despertarme? Preguntó Juan.
Un nuevo alarido por respuesta, y Juan Sin Miedo le tapó la boca con una bandeja que adornaba la mesa. El espectro quedó mudo y se deshizo en el aire.
A la mañana siguiente el soberano visitó a Juan Sin Miedo y pensó: “Es sólo una pequeña batalla. Aún quedan dos noches”. Pasó el día y se fue el sol. Como la noche anterior, Juan Sin Miedo se disponía a dormir, pero esta vez apareció un fantasma espantoso que lanzó un bramido: ¡Uhhhhhhhhhh! Juan Sin Miedo cogió un hacha que colgaba de la pared, y cortó la cadena que el fantasma arrastraba la bola. Al no estar sujeto, el fantasma se elevó y desapareció.
El rey le visitó al amanecer y pensó: “Nada de esto habrá servido si no repite la hazaña una vez más”. Llegó el tercer atardecer, y después, la noche. Juan Sin Miedo ya dormía cuando escuchó acercarse a una momia espeluznante. Y preguntó: