Un mosquito, del color de la escarcha, salió volando por la ventana y agostó el jardín, convirtiendo flores y césped en espinas y cizaña, pulgones y orugas. Su plañido parecía decir ¡Hambre! Pandora trató desesperadamente de volver a colocar el tapón, pero una avispa le picó en la muñeca y exclamó con aires de victoria: