ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Pero había algo que no podía comprar, y ello era la...

Pero había algo que no podía comprar, y ello era la posibilidad de contemplar, siquiera por un instante, a la bella hija del rey. Nadie la había visto desde que una adivina le había leído la palma de la mano y había predicho que un día se casaría con un soldado raso.