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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: -Nadie quiere una voz como la tuya -interrumpió el...

-Nadie quiere una voz como la tuya -interrumpió el oso pardo-. Tú espantas a todo el mundo. En cambio, el Hombre debería poder caminar sobre las patas traseras para acercarse a las cosas y apretarlas entre sus brazos hasta aplastarlas.