Inmediatamente después se oyó un fuerte grito. Corrieron hacia la roca y vieron con horror que el águila se había abalanzado sobre el gnomo gruñón, y estaba a punto de llevárselo. Las niñas de buen corazón intentaron sujetar al gnomo, para que el águila no pudiera levantar su vuelo, y cuando lo consiguieron el gnomo, les grito: no podáis haberme sujetado con más cuidado, me habéis roto mi hermosa capa en mil pedazos, niñas estúpidas…