Luego tomó una bolsa de piedras preciosas y desapareció en una cueva bajo las rocas. Las chicas se molestaron por su ingratitud, y siguieron su camino he hicieron sus compras en la ciudad. Durante el camino de vuelta, cuando se estaba poniendo el sol, vieron al gnomo escondiendo sus piedras preciosas bajo una roca, cerca de una cueva, el gnomo pensaba que era muy tarde para que alguien pudiera verlo. Pero con los últimos rayos de sol, las piedras preciosas podían verse desde muy lejos, y las niñas al verlas resplandecer se detuvieron a verlas.