El encierro de Florine, por tanto, quedó injustamente prolongado. Pero Florine no estaba sola… pues un tierno pájaro azul la visitó una noche y le contó todo lo que había sucedido a sus espaldas. Desde aquel encuentro nocturno, el pájaro azul acudió muy a menudo, y en cada una de sus visitas llevó a Florine obsequios y joyas.