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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: La historia se repitió de nuevo y el zorro, quien estaba...

La historia se repitió de nuevo y el zorro, quien estaba empeñado en ayudar a nuestro príncipe, le entregó otros tres granos dorado. Los objetivos, como podemos imaginar, eran los guardias, el establo y el pesebre el caballo de marras. La advertencia para la ocasión era no prestar atención a la montura dorada, añadido a que el zorro, por primera vez, no podría salvarlo. El príncipe, una vez en el pesebre, se encandiló de la montura de oro, e intentó alcanzarla… ¡cuando algo golpeó su brazo! El joven, desconcertado, se acordó de la advertencia del zorro, y condujo al caballo fuera ignorando la peligrosa montura. Más adelante, el príncipe confesó su torpeza al zorro, quien a su vez declaró que había sido él quien lo había sacudido. De vuelta al castillo de la princesa, de quien el príncipe no podía olvidarse, solicitó nuevo auxilio a su amigo el zorro, quien le dio, por enésima vez, tres granos dorados. Esta vez, el joven príncipe fue exitoso en su labor, y logró llevarse a la princesa en el caballo de las herraduras doradas. El chico, de emoción por las metas alcanzadas, pidió una nueva oportunidad para capturar al pájaro que no pudo, tarea que en esta ocasión logró cumplir sobradamente utilizando los granos que el zorro le prestó.