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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El príncipe, entonces, se vistió como un herrador de...

El príncipe, entonces, se vistió como un herrador de caballos, y partió de vuelta a su castillo. No siendo reconocido por su padre, trabajó herrando al caballo de las herraduras de oro, labor que nadie había podido hacer y que el Rey perseguía desde hace tiempo. Lo consiguió, puesto que el caballo reconoció al príncipe como amigo. El Rey, todavía infeliz, declaró que no comprendía por qué el pájaro Grip no cantaba, y por qué la princesa sollozaba. El príncipe, todavía extraño en su corte, se ofreció a devolver la alegría al pájaro, pues lo conocía bien. Tras consultar a sus caballeros de confianza, el Rey accedió a dejar entrar aquel desconocido a sus aposentos.