Ven dijo, volaremos sobre las praderas y veremos cómo es el mundo al otro lado de la colina. ¡Nos vamos a divertir mucho! A Patoso le gustaba cualquier cosa que le evitara trabajar, así que estuvo encantado de ir con la bella mariposa, y se marcharon juntos volando sobre los prados. Estuvieron todo el día jugando y retozando y en todo ese tiempo ninguno de las dos trabajó ni siquiera un poquito. La pequeña mariposa encontró una gran hoja verde de suave superficie, y ahí estuvo enseñando a bailar a Patoso.