Hoy tenemos mucha miel dulce para ti, Patoso! Y los ranúnculos también le llamaban para que se posara en ellos a recoger su néctar, pero Patoso pasaba de largo volando y simulaba no oírles. Las otras abejas lo miraban y sacudían la cabeza, y una de ellas le contó a la reina lo que Patoso estaba haciendo. Entonces, la propia reina salió de la colmena para hablar con él, y todas las demás abejas salieron con ella.