Las hadas están preocupadas por ti, Patoso, porque nos ayudaste a divertirnos. ¿Quieres venir y trabajar para nosotras y aprender a vivir como una abeja? ¡Oh, sí! –contestó Patoso ¡Haré cualquier cosa por vosotras si me aceptáis! ¡Estoy tan helado y hambriento…! Y Patoso se fue a trabajar para las hadas. Todo el invierno estuvo haciendo para ellas chaquetitas de terciopelo pardo como la suya, para que estuvieran calientes cuando soplaran los fríos vientos. Pero cuando al fin volvió la primavera, la reina lo envió de vuelta a la colmena.