La espada pacífica
Había una vez una espada preciosa. Era propiedad de un gran rey, y desde que la forjó el maestro herrero, siempre había estado en palacio, participando activamente en los entrenamientos y exhibiciones de su señor. Era tan bonita y tenía tanto filo, que esto la hacía enormemente orgullosa.
Había una vez una espada preciosa. Era propiedad de un gran rey, y desde que la forjó el maestro herrero, siempre había estado en palacio, participando activamente en los entrenamientos y exhibiciones de su señor. Era tan bonita y tenía tanto filo, que esto la hacía enormemente orgullosa.