– “Vibrad como yo lo hago. Si hacemos suficiente ruido nadie podrá dormir”.
Todas las armas le hicieron caso y empezaron a vibrar, y el ruido fue creciendo hasta hacerse ensordecedor. Se hizo tan grande que llegó hasta el campamento de los enemigos, cuyas armas, que también estaban hartas de la guerra, se unieron a la gran protesta.
Cuando amaneció, en la hora que debía comenzar la batalla, ningún soldado estaba preparado. Nadie había conseguido dormir ni un poquito, ni tan siquiera los reyes y los generales, así que todos pasaron el día entero durmiendo. Cuando comenzaron a despertar al atardecer, decidieron dejar la batalla para el día siguiente.
Todas las armas le hicieron caso y empezaron a vibrar, y el ruido fue creciendo hasta hacerse ensordecedor. Se hizo tan grande que llegó hasta el campamento de los enemigos, cuyas armas, que también estaban hartas de la guerra, se unieron a la gran protesta.
Cuando amaneció, en la hora que debía comenzar la batalla, ningún soldado estaba preparado. Nadie había conseguido dormir ni un poquito, ni tan siquiera los reyes y los generales, así que todos pasaron el día entero durmiendo. Cuando comenzaron a despertar al atardecer, decidieron dejar la batalla para el día siguiente.