ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: La estatua triste...

La estatua triste

En un país muy lejano y en una enorme y antigua Catedral había una serie de figuras talladas en piedra, colocadas a intervalos a lo largo de los parapetos de su fachada, algunas de ellas representaban a ángeles, a reyes y otras a obispos, y casi todas se encontraban en actitudes de gran amor, piedad y alegría. Pero había una figura, que se encontraba muy abajo, en el lado norte y frío de la Catedral, que no tenía ni corona, ni mitra, y su rostro era duro, amargo y transmitía una enorme tristeza. Esa figura era el tema de conversación de las palomas, cornejas y hasta de las cigüeñas que frecuentaban el edificio. “Este tiene que ser un demonio”, declaró con temor una de las gordas palomas azules que tomaban el sol todo el día en las cornisas del parapeto; pero la vieja corneja del campanario, que era una autoridad en arquitectura eclesiástica y el ave que más anciana del lugar, dijo “ No hagáis caso a esa gorda paloma, que solo quiere meteros miedo, se trata sin ninguna duda de un alma perdida”. Y ahí quedó el asunto.