La liebre y el erizo
Tenéis que saber, muchachos, que esta historia, aunque se cuente de mentirijillas, es totalmente verdadera, pues mi abuelo, que me la contó a mí, siempre decía: «Ha de ser cierta, hijo mío, pues de lo contrario no podría contarse». Y así fue como ocurrió:
Tenéis que saber, muchachos, que esta historia, aunque se cuente de mentirijillas, es totalmente verdadera, pues mi abuelo, que me la contó a mí, siempre decía: «Ha de ser cierta, hijo mío, pues de lo contrario no podría contarse». Y así fue como ocurrió: