ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Cuando el erizo vio a la liebre le deseó amablemente...

Cuando el erizo vio a la liebre le deseó amablemente muy buenos días. Pero la liebre, que era a su modo toda una señora, llena de exagerada arrogancia, en vez de devolverle el saludo le preguntó, haciendo una mueca, con profundo sarcasmo: