— ¡Eso es demasiado! —dijo—. No puedo soportarlo; el mundo es demasiado grande. ¡Quién pudiera estar otra vez en aquella mesita bajo el
espejo! No volveré a ser
feliz hasta que no regrese. Te he seguido hasta el ancho mundo: ahora, si algo me amas, tendrás que llevarme otra vez a
casa.