ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: —Ya está. Ahora ya puedes mirar —dijo una voz suave...
—Ya está. Ahora ya puedes mirar —dijo una voz suave junto a ella. Allí, tendido en el lecho, con la cabeza apoyada en una mano y mirándola con sus oscuros ojos, yacía el hombre más apuesto que ella había visto jamás.