—Soy el príncipe de Nara. Hace muchos años, cuando no era más que un niño, una hechicera me convirtió en una rana. Dijo que nunca dejaría de ser una rana hasta que una hermosa princesa me diera un beso. Y tú, querida mía, hermosa mía, has roto el maleficio. ¿Querrás casarte conmigo, amada mía?