La pulga
Había una vez, tiempo bien atrás un Rey que se sentía profundamente unido a una pulga. La historia se remontaba al momento en que la pulga, tras picar al Rey, le proporcionó destreza y virtudes. La obsesión del Rey fue progresiva, hasta el punto de criar la pulga y conseguir que alcanzase el tamaño de una oveja.
Llegado el momento, la mandó despellejar, e hizo la siguiente promesa al reino:
“- ¡Aquel que sea capaz de adivinar de qué bestia procede esta piel, será merecedor de la mano de mi hija!”
Había una vez, tiempo bien atrás un Rey que se sentía profundamente unido a una pulga. La historia se remontaba al momento en que la pulga, tras picar al Rey, le proporcionó destreza y virtudes. La obsesión del Rey fue progresiva, hasta el punto de criar la pulga y conseguir que alcanzase el tamaño de una oveja.
Llegado el momento, la mandó despellejar, e hizo la siguiente promesa al reino:
“- ¡Aquel que sea capaz de adivinar de qué bestia procede esta piel, será merecedor de la mano de mi hija!”