ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: La Señora Ardilla siguió a Cola de Seda por el camino...

La Señora Ardilla siguió a Cola de Seda por el camino durante un rato, hasta que al volver un recodo, la pequeña se volvió, agitó la mano como despedida y se perdió de vista. La Señora Ardilla suspiró mientras volvía a casa, esperando que todo le saliera muy bien a su hijita aquel día. La propia Cola de Seda estaba encantada, y después de despedirse de su madre, su mente se llenó de las cosas agradables y ricas que sabía que iba a encontrar en la fiesta. Sus ojitos pardos parecían bailar mientras ella pensaba en las exquisiteces que le aguardaban. No había llegado muy lejos cuando oyó una vocecita gritando: – ¡Por favor, ayúdenme! ¡Me duele mucho! Y al mirar alrededor vio un pobre ratoncillo cuya cola se había quedado atrapada entre dos piedras. – ¡Un momento! –dijo Cola de Seda, y después de dejar cuidadosamente su pañuelo y su abanico en el suelo, intentó mover las piedras que aprisionaban la cola del pequeño Timmy Ratón. Al principio pensó que no lo conseguiría, pero encontró un bastón de buen tamaño y con él logró levantar la piedra lo suficiente para que el pobre Tim se soltara. Estaba muy contento de encontrarse libre, dijo éste, no sólo porque la piedra le hacía un daño terrible, sino porque temía que la vieja Gata Atigrada pasara por ahí en cualquier momento. –No sé expresar cuánto te lo agradezco –le dijo –, pero quizá algún día pueda hacer algo por ti. –No tiene importancia –contestó Cola de Seda, recogiendo de nuevo sus cosas.