Así que después de que terminara la fiesta y todos los pequeños se fueran a sus casas en el bosque, la Señora Piel Suave metió a Cola de seda y a su hija en la camita de ésta, les dio un beso de buenas noches, escuchó sus oraciones, y se fue sin hacer ruido a su cuarto, en la parte opuesta del gran roble.