CAPÍTULO X
Cola de Seda estaba demasiado cansada incluso para soñar con las muchas experiencias que había tenido aquel día, y se durmió rápidamente. A la mañana siguiente temprano, tal como había prometido, la Señora Piel Suave se encargó de que llevaran a Cola de Seda a casa bien protegida. Su madre la esperaba ansiosa en la puerta, y las dos se sintieron muy felices de sentir los brazos de la otra alrededor del cuello. Madre Ardilla besó a su hijita después de que le contaran todas las aventuras que había pasado, y enjugándose las lágrimas de los ojos, dijo: –Después de todo, querida Cola de Seda, ya ves que no se pierde nada siendo amable con los demás. Ya estás a salvo y de vuelta en casa, y me alegro mucho de que disfrutaras de la fiesta.
Cola de Seda estaba demasiado cansada incluso para soñar con las muchas experiencias que había tenido aquel día, y se durmió rápidamente. A la mañana siguiente temprano, tal como había prometido, la Señora Piel Suave se encargó de que llevaran a Cola de Seda a casa bien protegida. Su madre la esperaba ansiosa en la puerta, y las dos se sintieron muy felices de sentir los brazos de la otra alrededor del cuello. Madre Ardilla besó a su hijita después de que le contaran todas las aventuras que había pasado, y enjugándose las lágrimas de los ojos, dijo: –Después de todo, querida Cola de Seda, ya ves que no se pierde nada siendo amable con los demás. Ya estás a salvo y de vuelta en casa, y me alegro mucho de que disfrutaras de la fiesta.