Primero, bendijeron la mesa, todos deben agradecer a Dios por su bendición y bondad. Era una familia muy educada. Mamá coneja nunca tenía que decir “ ¡Fuzzy, compórtate!” o “ ¡Buzzy, no comas tan rápido!” o “ ¡Streaky, no te ensucies el babero! como la madre de Walter siempre le decía. Los pequeños conejos se comportaban perfectamente. Cuando la cena estaba lista, dijeron: —Venga papá, déjanos jugar.