Saltando entre la maleza, se acercaron cada vez más a aquella fiesta. Desde el interior de su bolsa. Lily notaba el nerviosismo de su amigo. Pronto pudieron ver a unos hombres que bailaban con sus cuerpos pintados de rojo y de blanco. Otros estaban en cuclillas en el suelo golpeando unos bumerangs con palos o tocando palmas. Todos cantaban una canción extraña, como un lamento, mientras el fuego de su campamento alumbraba sus rostros con un horrible resplandor rojo.