Jolines el gallo; ni punto de comparación tiene este que vemos en la foto con aquel que tenían unos vecinos de mis padres en el pueblo.... Aquel era tirando a colorao, así como pintarazao, con la cresta bien plantá, la cual el gallete acicalaba, como dicen los catalanes, "d´allò més". Espolones tenía, y no pocos... Era mucho lo que el gallo, que no era Kiquirigallo, tenía ya recorrido. Se había recorrido ya todos los gallineros de los corrales de la alrredorá. ¡Vamos!, que como también dicen los catalanes, se había recorrido La Ceca, la Meca y la Vall d´Andorra!.
El pobrecico, porque en el fondo era un pobrecico, le salió un ama "mú cocinera ella" y un buen día, y cuando "el gallete" menos se lo esperaba..., ¡pataplan!, se cansó de tanta "chulería aviar" y lo dejó como el gallo de Morón: cacareando y sin pluma.
Seguidamente, lo peló, lo limpió, le chuscarró los pistones, lo troceó, lo saló, lo rebozó con harina y lo doró bien doradito en aceite caliente (De las olivas del tractorista de Gabriel a poder ser. ¡Puro de oliva!, chavales!). Acto seguido, colocó los trozos ya dorados en una fuente y reservó. En ese mismo aceite, y usando una cazuela de barro, hizo la buena mujer, con cebollas de Tomás y unos tomates en conserva de la huerta del Molinillo, es decir, de Crescencio, un sofrito, al que añadió unos higos secos, ciruelas pasas, pasas de las uvas de Nino, orejones, piñones de las piñas de los pinos de la hermana Guadalupe, unos dátiles, unas nueces y una hoja de laurel. Dió una vueltecilla a todo este avío, y colocó los trozos de gallo que no era Kiquirigallo en la cazuela; cubrió de agua caliente todos estos ingredientes y dejó que se fuesen cociendo poco a poco, removiendo de mucho en mucho para que no se quemase.
En resumidas cuentas, que de `poco le sirvió al gallo "gallear" más que la madre que lo parió (Ay. Ahora no sé si las madres de los gallos paren o ponen, perdonad), pues cuando los comensales, vecinos también de mis padres y de más gentes, le hincaron el diente a los cachos de pollo, no dejaron "Ni con qué encender". Que es lo mismo que decir, no dejaron ni miga, ni totera.
Un beso guapos, buen provecho y FELIZ AÑO A TODOS LOS VISITANTES DEL FORO DE LOS PUEBLOS.
El pobrecico, porque en el fondo era un pobrecico, le salió un ama "mú cocinera ella" y un buen día, y cuando "el gallete" menos se lo esperaba..., ¡pataplan!, se cansó de tanta "chulería aviar" y lo dejó como el gallo de Morón: cacareando y sin pluma.
Seguidamente, lo peló, lo limpió, le chuscarró los pistones, lo troceó, lo saló, lo rebozó con harina y lo doró bien doradito en aceite caliente (De las olivas del tractorista de Gabriel a poder ser. ¡Puro de oliva!, chavales!). Acto seguido, colocó los trozos ya dorados en una fuente y reservó. En ese mismo aceite, y usando una cazuela de barro, hizo la buena mujer, con cebollas de Tomás y unos tomates en conserva de la huerta del Molinillo, es decir, de Crescencio, un sofrito, al que añadió unos higos secos, ciruelas pasas, pasas de las uvas de Nino, orejones, piñones de las piñas de los pinos de la hermana Guadalupe, unos dátiles, unas nueces y una hoja de laurel. Dió una vueltecilla a todo este avío, y colocó los trozos de gallo que no era Kiquirigallo en la cazuela; cubrió de agua caliente todos estos ingredientes y dejó que se fuesen cociendo poco a poco, removiendo de mucho en mucho para que no se quemase.
En resumidas cuentas, que de `poco le sirvió al gallo "gallear" más que la madre que lo parió (Ay. Ahora no sé si las madres de los gallos paren o ponen, perdonad), pues cuando los comensales, vecinos también de mis padres y de más gentes, le hincaron el diente a los cachos de pollo, no dejaron "Ni con qué encender". Que es lo mismo que decir, no dejaron ni miga, ni totera.
Un beso guapos, buen provecho y FELIZ AÑO A TODOS LOS VISITANTES DEL FORO DE LOS PUEBLOS.