No tardo mucho para que el lobo se acercara a las
casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigio a la primera
casa y dijo: – ¡Ábreme la
puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!. Como el cerdito no la abrio, el lobo soplo con fuerza, y derrumbo la casa de paja.