ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: – Pero -le recomendó- vuelve en cuanto anochezca. Yo...
– Pero -le recomendó- vuelve en cuanto anochezca. Yo cerraré la puerta para que no entren esos cazadores tan rudos. Y para que pueda conocerte, tú llamarás, y dirás: « ¡Hermanita, déjame entrar!». Si no lo dices, no abriré.