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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: A la mañana siguiente, el zapatero se limpió las gafas,...

A la mañana siguiente, el zapatero se limpió las gafas, enhebró la aguja y buscó los pedazos de cuero. Pero algo increíble había ocurrido. En el centro de la mesa había unos zapatos terminados, perfectos y brillantes hasta la última hebilla. Alguien los había acabado mientras él dormía.