ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: — ¡Vaya, casi me matas del susto! —exclamó el duende,...
— ¡Vaya, casi me matas del susto! —exclamó el duende, y su corazoncito se puso a latir violentamente— ¿Qué es eso de un montón de oro? ¡Yo no sé nada de ningún oro, nada en absoluto!