“Probablemente está en la grava”, dijo su mamá. “Vamos a acabar el trabajo, que tengo que hacer la
comida todavía.” Saco todos los peces del bol y los dejó caer en el
agua limpia del acuario. Los peces no dejaban de nadar y daban vueltas y vueltas, alegrandose de tener un agua tan limpia.