Irás tú a la tienda a comprarme la flauta.
Pero Golo no había entrado nunca en una tienda, y derribó un frasco de caramelos con el rabo, sus orejas se engancharon en un abrigo y sus cascos atronaron sobre el suelo de madera.
Pero Golo no había entrado nunca en una tienda, y derribó un frasco de caramelos con el rabo, sus orejas se engancharon en un abrigo y sus cascos atronaron sobre el suelo de madera.