El tendero regresó a la
tienda, que Golo había dejado toda revuelta, y empezó a poner orden.
Mulas, no
Volvió a colocarlo todo en su lugar,
barrió los trozos de vidrio y cuando acabó, la tienda presentaba casi el mismo aspecto que antes, salvo un detalle: el rótulo que había en la
puerta.