Las tres hermanas se atiborraron de víveres y se dispusieron a hacer la comida tradicional de picnic enfrente de la tumba de su madre, en medio del bosque. Finiquitado el disfrute, las hermanas, simulando sorpresa, comentaron que habían olvidado la pala. De esa forma, no había enterramiento ni memorial posibles. Ellas mismas se ofrecieron a ir a por la dichosa herramienta, con la malévola intención de abandonar a Myrsina en el bosque.