Myrsina se refugió allí, pero no se aprovechó, puesto que el hogar estaba perfectamente cuidado con ella allí. Entre tarea y tarea, los Meses, propietarios de la morada, retornaron. Myrsina se escondió a tiempo, pero enseguida los dueños se percataron de que alguien había estado haciendo labores en su casa. Un par de vistazos, y Myrsina fue descubierta, aunque nada malo le hicieron. De hecho, la acogieron como hermana de la familia Meses.