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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Tanto declaró su capricho que finalmente se lo entregaron,...

Tanto declaró su capricho que finalmente se lo entregaron, con una sola condición: que jamás lo abriese. Su promesa se mantuvo firme mientras la vida le sonreía al príncipe. Pero, un día, la mala suerte quiso que enfermase tan gravemente que el príncipe avistó la muerte. No quería expirar sin saber qué había en su interior. Así que lo abrió.