Inés lloraba y se retorció las manos. Habría dado cualquier cosa para salvarle, pero realmente no sabía qué hacer.
Sin embargo, a medianoche oyó un ruido extraño, como si alguien estuviese golpeando la piedrá del fogón, que lentamente se levantó. Del agujero salió una mano muy blanca con los dedos cubiertos de anillos preciosos que asía una minúscula botella llena de un líquido verde.
Sin embargo, a medianoche oyó un ruido extraño, como si alguien estuviese golpeando la piedrá del fogón, que lentamente se levantó. Del agujero salió una mano muy blanca con los dedos cubiertos de anillos preciosos que asía una minúscula botella llena de un líquido verde.