– ¡Ayúdame a salir, tío! –le pidió Aladino al hombre al llegar al pequeño agujero.
– Primero dame la lámpara – dijo el tío con severidad.
– Por supuesto que te la daré, pero necesito salir de esta cueva.
– ¡No! Dame a lámpara.
– Primero dame la lámpara – dijo el tío con severidad.
– Por supuesto que te la daré, pero necesito salir de esta cueva.
– ¡No! Dame a lámpara.