Sin embargo, el tío malvado de Aladino se había enterado del suceso, y lleno de envidia se coló en el palacio por la noche mientras todos dormían. Con mucho cuidado, el hombre entró en la habitación del joven príncipe para buscar la lámpara mágica. Al encontrarla, la guardó entre sus ropas y salió a toda velocidad del lugar.