Estos acontecimientos hicieron de Biancabella una joven todavía más atractiva, y los pretendientes se multiplicaron. Tras unas consultas y acercamientos, el padre de Biancabella, marqués, accedió al matrimonio de su hija con Ferrandino, monarca de un reino no muy lejano. La ceremonia se celebró por todo lo alto, con todos los agasajos y el lustro que el momento merecía.