Entonces, el duende se irritó tanto que lanzó un hechizo sobre el joven y lo hizo perderse entre las montañas. Con el paso del tiempo, el segundo de los hermanos comenzó a impacientarse. “Si yo encuentro el agua de la vida mi padre me coronará como rey”, murmuró el jovenzuelo mientras ensillaba su caballo y se desprendía galopando hacia el bosque. Nuevamente, el duende se cruzó en el camino del segundo hermano.