Allí se escondieron, y malvivieron, alimentándose sólo de maíz, haciendo tiempo hasta que el ejército al que pertenecían marchase lejos… pero esto jamás ocurrió, y los tres soldados pronto hallaron la desesperación por encontrarse en tan oscuro dilema: entregarse y ser ejecutados por deserción, o fallecer de hambre en el maizal.