A punto de perder los nervios, la suerte los encontró nuevamente, y un dragón sobrevoló la plantación de maíz, ofreciéndoles la salvación. Es obvio que el precio no era gratuito, y el dragón les pidió a cambió sus servicios por siete años. También está claro que los soldados aceptaron sin pensarlo, puesto que no veían otra vía de escape a su desesperanza.
El problema surge si os descubrimos que el dragón realmente era el diablo en sí mismo. Éste les hizo entrega a los soldados de un látigo, para con él enriquecerse, sacudiéndolo y dañando.
El problema surge si os descubrimos que el dragón realmente era el diablo en sí mismo. Éste les hizo entrega a los soldados de un látigo, para con él enriquecerse, sacudiéndolo y dañando.