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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: No cabía en sí de incredulidad el diablo dragón, y...

No cabía en sí de incredulidad el diablo dragón, y pensaba que todavía tenía las de ganar, e interrogó al último soldado: - ¡Wooo! ¡Me sorprendéis! Pero estoy seguro que no sabéis, ¿qué se empleará cómo cáliz del vino que se degustará? Este soldado no tenía ninguna duda, y con decisión sentenció: -La pezuña de un caballo viejo, usaremos como copa de vino en el festejo.