Agitado, intentó conciliar el sueño, no en vano en vela permaneció largo rato. Cuando volvió a dormirse, lo hizo profundamente, y una agradable sorpresa le dio los buenos días. Y es que, sin saber cómo, una preciosa cabaña había sido construida para ellos. La doncella le dijo que escogiese un lugar para construir un establo, algo que su esposo hizo de buena gana. Y así fue erigido el establo, a pesar de que no había vacas ni caballos en la isla que lo pudiesen habitar. Es más, sin comerlo ni beberlo, y de la noche a la mañana, el náufrago se encontró con un almacén levantado para él y su esposa.