Palillo le contó a Pinocho todo lo relativo al fabuloso país donde las vacaciones duraban todo el año. Pero la tarde caía, y Pinocho tenía que regresar a casa. De pronto, a lo lejos, sonó una corneta. Unas luces brillaron en la oscuridad; eran las luces de un coche, tirado por cuatro burritos, ¡todos calzados con botas de cuero!